La historia que te voy a contar habla de un lado muy vulnerable de mi presente
Hace unos días estuve en Buenos Aires para un evento presencial.
La aventura de salir del país e invertir mas de USD$ 1000 en en una instancia donde no fui a aprender, sino a activar una frecuencia distinta, ya significaba salir completamente de mi zona de confort.
El hecho es que también la aventura incluyó hospedarme en un hotel de lujo.
No en un hotel lindo y cómodo solamente, sino en uno donde las alfombras se sentían como nubes, donde todo el herraje parecía de oro y donde en la habitación teníamos tina con hidromasaje y televisión (que, by the way, ni utilizamos)
Te preguntarás sin era necesario tanto lujo
Pues, necesario no, pero transformador, completamente.
Mi bolsillo y mi cabeza todo el tiempo me sacaban en cara que no era para nada necesario.
Sin embargo, mi corazón sabia que pasarían cosas.
Apenas llegué al hotel mi sistema nervioso se activó.
Una parte de mí admiraba la belleza y opulencia de un lugar muy fuera de mi realidad hasta ahora.
Pero otra, la rechazaba, la resistía
El cuerpo se me tensó .
Sistema nervioso abrumado y yo sentí miedo de no poder con tanto.
Los días siguientes la sensación fue disminuyendo y después transitaba por los salones y pasillos como si anduviese por el living de mi casa!
A qué voy con esto.
Muchas veces optamos por el camino fácil, el conocido. Ese que se siente cómodo también
Pero ese, no siempre es el que nos trae expansión.
Y la expansión en sí misma, se siente incómoda al comienzo.
Aventurarte a dar un salto cuántico en tu realidad se siente como contracción al inicio, es normal
El cuerpo siente que no pertenece a ese nuevo lugar, nueva etapa, nueva identidad y la mente encuentra mil excusas para volvernos adonde estábamos.
(Yo estuve a punto de desistir del viaje varias veces)
Que si necesitas estar todo el tiempo expandiéndote?
No
También es agradable de vez en cuando disfrutar de la zona cómoda.
Pero cada vez que te mueves hacia algo desconocido, esa zona se amplía.
No sin antes sentirse incómodo, tenso y contraído.
Ahí es donde das el salto. Ahí es donde la magia ocurre.
Siempre que estés dispuesta a transitar la incomodidad que viene con ella.
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Kathy
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